jueves, 30 de diciembre de 2010

Un Laberinto de sensaciones...



Voy caminando, recorro paso a paso el camino que está debajo de mis pies.
Busco entre las huellas algo de mí algo que me identifique. Algo que me ayude a volver a casa.
Estoy perdida en este mundo, alejada de cualquiera realidad aparente. Veo cosas que nadie ve a mí alrededor.
Me siento rara; extraña; sofocada… necesito escaparme.
Corro y corro en este laberinto sin fin… detrás del tiempo que he perdido.
Mi mente navega en un mar sin retorno, sentía como las olas golpeaban en mi mente, de apoco me estaba ahogando en un mar de dudas específicamente…
Saque un espejo que tenía en el bolsillo de mi abrigo, me observe en él varios minutos. Y me pregunte: ¿Dónde estaba aquella niña que jugaba a ser una hermosa princesa?; ¿Qué lloraba por cualquier bobería?; ¿Que quería la paz en el mundo y no a las guerras?; ¿Dónde quedo esa niña que soñaba, con ser feliz? . Sonreí al plantearme todo esto frente a ese pequeño espejo de bolsillo, quite esa sonrisa cuando descubrí que allí estaba. En la sonrisa, en los ojos de una mujer que creció y se conformo con lo que estuvo a su alcance.
Guarde el espejo y comencé a correr nuevamente en el agitado laberinto.
Los pies me pesaban y el agite de mi corazón iba cada vez más fuerte.
Solté un suspiro y descanse erguida tratado de que el poco aire que había perdido en la vorágine carrera de mi vida, volviera. Pero no fue así.
Seguía en mi pecho ese sentimiento de pérdida, de a ver acabado con mi vida, de no sentirme satisfecha con lo que había logrado hasta ahora.
Me senté en el suelo, de apoco fui encontrando fotos, canciones olvidadas, recuerdos inmemorables de mi vida pasada, de apoco fui encontrando en cada parte oculta de mi mente a esa niña que cambiaba llantos por sonrisas.
Y me dije a mi misma porque no poder volver a ser ella.
Sacar el disfraz de valiente del baúl donde allí también se encontraban, las fotos, las canciones , los recuerdos.
Desempolvar todo eso y volver a hacerlo mío, parte de mi vida… parte de mi mente nuevamente.
De a poco ese laberinto de dudas de oscuridad se fue poblando de luz de esperanza, de cambios.
Me dije a mi misma todo es posible solo es levantarse y darle batalla.
Hoy me siento mejor conmigo misma … las dudas y el laberinto aparecen de vez en cuando tratando de llevarme a caminos inciertos y sin un final agradable.
Pero entonces vuelvo a sacar ese espejo de mi bolsillo y allí la encuentro a ella sonriente deseosa de que todo es posible. Sonrió y lo vuelvo a guardar.

Mi vida en un papel....




Escrito por Judit Cecilia Blasco Roodriguez....
la pueden seguirla de cerca en sus blogs!! ....
http://mentehot.blogspot.com/
http://eldivandejud.blogspot.com/
Gracias amiga por esta hermosa colaboración

Este día es el día del año en que hacemos balance y en el que intentamos depurar las cosas buenas y malas.
Pero esta vez no solo toca hacer balance de un año, sino de una década. Diez años en los que el mundo y yo hemos cambiado mucho.
A principios de la década era una adolescente que creía que se podía comer el mundo, que creía en los príncipes azules y que vio como su mundo se truncaba, dividiéndose en doce mil kilómetros.
Hoy, diez años después, soy casi toda una mujer. Casada y con una hija, en fin, con familia propia.
Esta vez me toca depurar y sacar todo lo que tengo, ver lo bueno y lo malo de estos años. Pero sobre todo, de encontrarle el lado bueno a todo lo malo.

El día que celebraba mis quince años era feliz; estaba rodeada de mi familia, de mis amigos y tenía una enorme mochila cargada de ilusiones y sueños.
Sentía que el mundo podía ser mío. Supongo que es lo que todos los adolescentes sienten, como que podemos con todo y con todos… pero no es así y las cosas no siempre son como queremos.
Poco a poco uno despierta de ese capullito y ve el mundo con ojos de adultos y se da cuenta de lo bien que estábamos cuando éramos adolescentes y nuestra preocupación más importante era si el chicos o chica que nos gustaba nos miraba o hablaba.
Los dos años siguientes pasaron con normalidad.
A principios del dos mil dos mis padres deciden viajar a España y un veintinueve de noviembre yo ponía los pies por primera vez en mi país de acogida, el que ahora es el país de mi hija.
Estos ocho años han transcurrido en vertiginosa velocidad, ha sido una carrera a contrarreloj.
A contrarreloj del olvido, de la amistad, de la familia y de todo lo que aun me ata a mis raíces.
Ocho años en los que perdí muchas cosas pero fueron fantásticas las que gané.
Perdí amigos en el camino a España, pero gane una amiga que se ha convertido en una hermana, mi teta Vero.
Perdí, por así decirlo, familia; hermanos, sobrinos, cuñada, primos y tíos; pero gané mi más preciado tesoro, la familia propia.
Perdí a mis dos abuelas, de las cuales una fue justo cuando el mayor regalo estaba por llegar… mi hija.
Perdí amores, pero gané al amor de mi vida.
Perdí fe y gané confianza.
Sufrí una depresión que me tuvo sumida en la oscuridad, pero conocí a un Ángel que pudo sacarme de allí.

Y este dos mil diez básicamente ha sido un año de aprendizaje.
Un año en el que por fin me sentí útil, en el cual encontré algo que me gusta, me llena y me satisface.
La escritura me ha dado uno de los dulces momentos del año, ver publicado en papel algo que lleve mi nombre y mi sello.
En esta vertiginosa carrera por sentirme bien y salir del caparazón en el que me había metido conocí gente fabulosa que me ha abierto su corazón y brindado su amistad.
Conocí gente que me respeta y aprecia, gente que me valora. Incondicionales lectoras que se convirtieron en amigas e incondicionales amigos y familiares que se convirtieron en lectores.

Dos mil diez ha sido un año en el que compartí música, escritos, fotos y videos con la gente que quiero y aprecio (y con los que no también)
Si tengo que decir como fue el dos mil diez diré que no ha estado tan mal, si me lo hubiesen preguntado hace dos meses hubiese dicho que fue uno de los peores. Pero hoy que lo veo desde otra perspectiva… ha sido un buen año, no de los mejores pero si muy bueno.

Y si, siguen sin gústame estas fechas, porque me hacen sentir más lejos de mi familia en Argentina, porque me siento estúpidamente vulnerable al dolor.
Que se le va a hacer, soy una melancólica empedernida. No puedo evitar llorar cuando escucho un tango o veo una foto vieja… tampoco puedo evitar reírme al recordar anécdotas y momentos especiales vividos.
Ha pasado tan rápido esta década que por poco no me da tiempo a hacer un balance.

Gracias a todos aquellos que han estado ahí durante estos años y a los que se han unido este ultimo. Gracias a todos aquellos que he perdido, porque me enseñaron mucho.
Judit Cecilia Blasco Roodriguez

jueves, 9 de diciembre de 2010

Durmiendo en Diagonal



Inquietantes palabras recorren mi mente hoy, simplemente soy una mujer que ha pasado por sin fin de sensaciones y quiere explorar al máximo sus sentimientos.
Busca un nuevo comienzo, un final más placentero.
De a poco van surgiendo las primeras palabras para dar comienzo a este nuevo espacio literario.
No soy una escritora, que eso le quede claro a cualquiera que quiera desafiar mi cordura y mis sentidos. Simplemente soy una aficionada que duerme en diagonal por las noches, que no vive en orbita y que esta contramano del resto de los humanos.
Mis ojos ven lo que usted suele ver a diario, injusticia, amor, desengaño, mentira, placer, gula, pereza y los siguientes sietes pecados capitales.
Cada uno en tiempo y forma se van haciendo presentes en la tierra. Día a día veo lo que usted ve.
Me indigno sorpréndetemente con cada paso que doy en este infierno de asfalto.
Me deslumbro con las luces de la inmensa ciudad, busco un poco de descanso en algún lugar donde las voces de mi mente puedan conversar placenteramente y no sean acalladas por el ruido infernal de las bocinas de los autos, del gentío que arrasa a su paso como si estuvieran en una inmensa selva. Se chocan al pasar sin pedir la minima disculpa, buscan sobrevivir con la famosa ley del más fuerte, del más hábil.
Se que sonara ridículo pero prefiero sobrevivir en la penumbra, sin demasiadas luces a mi alrededor, sola sin que nadie me moleste. Con la única amiga fiel que he encontrado en el paso del tiempo la soledad, que me ha dado mas de una conversación a diario, un beso y un abrazo cuando nadie se prestaba a darlo.
Sigo durmiendo en diagonal en esta cama inmensa que me deja descansar cuando el sueño se apodera de mi razón y mis sentidos.
Soñando quizá con que algún día me despertare en un mundo donde, yo sea normal y el resto anormal....

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